miércoles, 29 de junio de 2011

El mundo globalizado





¿Qué implica ser un “mundo globalizado”? ¿Qué es la globalización? John B. Thompson explica que se puede hablar de globalización sólo cuando la interconectividad entre distintos lugares o regiones se convierte en sistemática, en cierto grado recíproca, y sólo cuando el alcance de esa interconectividad resulta efectivamente a escala global. Sin embargo, no es la única definición. Ancízar Narváez Montoya, señala que la globalización es un proceso de expansión de la cultura occidental, donde el capitalismo es el motor y ordenador. Daniel Mato, en cambio, se opone a esa idea y señala que esos son sólo fetiches de la globalización, pues es una equivocación pensar la globalización como sinónimo de “libre cambio”, de neoliberalismo. Ahora bien, más allá de los distintas posiciones que puedan existir acerca de la globalización, la idea clave parece estar en el “acceso” a las nuevas tecnologías

Pero ¿Quiénes son los que pueden acceder? Néstor García Canclini señala que la exclusión y la segmentación desigual fueron las principales consecuencias de la reestructuración cultural producto de la globalización. Y agrega que a diferencia del liberalismo, que postulaba una modernización para todos, la propuesta neoliberal, nos llevó a una modernización selectiva. Se plantea por lo tanto una asimetría en el acceso a bienes culturales.

Roxana Murdochowics señala, de acuerdo al enfoque mediocéntrico, que la generación de 1990 es la “Generación Internet”. Internet aparece así como un “artefacto cultural” en la globalización de la comunicación con el cual cambió la naturaleza del intercambio, pues ya no sólo se comparte información sino también nuevas experiencias de interacción social, competencias y habilidades para manipular la red. Tiene lugar así una brecha entre quienes están “conectados” y quienes no. Los “incluidos” son quienes están conectados, mientras que los otros son los “excluidos”. “Estar desconectado es estar marginado” señala Canclini. En ese sentido, Paula Sibilia explica que sólo un sector de las clases medias y altas marcan el ritmo de los cambios, mientras miles de millones de personas que no tienen acceso a Internet se han convertido en los “excluidos” de los paraísos del ciberespacio.

Rosalía Winocur afirma incluso, en relación a los jóvenes, que tener acceso a Internet no garantiza tampoco la igualdad de oportunidades para informarse, pertenecer, debatir o simplemente entretenerse. El capital cultural y simbólico, y los procesos de socialización simbólica de los jóvenes de diversa pertenencia socio-cultural, crean distintos contextos de apropiación de la cultura a través de Internet. Por lo tanto, dentro de quienes están “incluidos”, existen también diferencias.

Las nuevas tecnologías aparecen así como una clave para el acceso a la nueva cultura multimediática y quienes no las posean parecen estar destinados a quedar “excluidos” del “mundo globalizado”. La globalización quizás no sea entonces tan “global” como se cree y el término de “acceso universal” no sea tal vez el más adecuado para describir a la llamada “sociedad de la información”.


Tatiana Chávez Deluchi


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